miércoles, 27 de marzo de 2013

El personaje

Lindor Covas aparece ubicado en el Buenos Aires de plena época de Rosas, como un joven porteño de clase media, con un hermano oficial del ejército federal destacado en Martín García.

En una primera etapa, admira a los unitarios, hasta que lo invitan a viajar a Montevideo para unirse a la flota francesa que bloquea el Río de la Plata. A partir de ese momento trata de traidores a los unitarios y se escapa. Se muestra tan capaz de pronunciarse contra la ferocidad de la dictadura rosista como también de enrostrarle a los unitarios su alianza con los extranjeros.

Sus andanzas lo llevan a recorrer desde la línea de los fortines hasta los precarios pueblos fronterizos, hasta que se aquerencia en la llanura olvidando casi por completo su vida en la ciudad y se torna errante como auténtico gaucho cimarrón.

En una entrevista que recogen Carlos Trillo y Guillermo Saccomanno en Historia de la Historieta Argentina, Ciocca explica: "Lo fui sacando de la realidad, de las lecturas de Benito Lynch, de Guillermo Hudson, de Sarmiento. He tenido que tejer infinidad de temas y argumentos, evitando siempre la violencia, la parte más negra de la vida de los gauchos con sus puñaladas que van y vienen. Posiblemente yo en algo falté a la verdad, pero Lindor no se parece a los gauchos malos de Gutiérrez ni tampoco al gaucho bravo de Hernández. Lindor es, guardando las distancias, un hombre bueno como los hay en la realidad. Un hombre invariablemente servicial, enemigo de cualquier injusticia, altivo, poco amigo de reírse y corajudo para el bien del prójimo."

Ciocca toma conciencia de la tragedia del gaucho y atribuye su desaparición a dos hechos fundamentales: esos hombres indómitos eran considerados como parias por las autoridades, que los hacían objeto de una persecución implacable; y por otra parte, el progreso -simbolizado por el alambrado- había terminado por suprimir definitivamente la libertad de la llanura, sin la cual no podían sobrevivir.

Lindor Covas padece incesantemente las tribulaciones típicas del gaucho. Hasta sus correrías parecen tan penosas como sus trabajos cuando no terminan en un duelo para ganar el favor de alguna mujer. Pero en medio de esa vida violenta persiste el espíritu del gaucho, lleno de hidalguía, que reúne a la bondad y el desinterés una feroz capacidad para luchar y sobrellevar su destino.

2 comentarios:

marioangel70 dijo...

Hermosa historieta, cuando chico siempre la leía en el diario. Por casualidad se editó en formato libro, me gustaría poder tenerla y seguir disfrutandola. Gracias

Lucía Aguirre Ciocca dijo...

Gracias por su interés. Lindor Covas no se ha publicado hasta el momento en formato libro.
En la actualidad se publica en diarios argentinos.