Desde las llanuras del bonaerense, musicadas entonces por el ulular de
los malones, ha llegado hasta las pantallas del cine un personaje gaucho
que las transito por huellas de aventuras, de romances, de vicisitudes,
de mucho pelear y de pocos halagos.
Es Lindor Covas (el Cimarrón), quien durante dos mil quinientas cuarenta
veces asomo en nuestras páginas su estampa recia, requerido por la
permanente espera del público. Y ha llegado, jinete en una creación de
Walter Ciocca, a decirnos que este es el cine que hace falta. Sin
deformaciones, sin una explotación tendenciosa de las defecciones
sociales que nos afectan. Un cine que, como en este caso, enseñe a
productores, directores y autores que hay muchísima tela para cortar en
las dimensiones argentinas, sin tener que recurrir a lo subalterno, que
nos hace aparecer - porque muchas de nuestras películas transponen las
fronteras - como un país de atraso, de pobreza integral, como si se
rigiera desde una Villa Miseria. Ese es el mérito especial de "Lindor
Covas", y mucho más diríamos si no nos comprendieran, en cierto modo las
generales de la ley. Pero la suprema obligación del cronista es la de
ser sincero, veraz y honrado, y así como resaltamos este aporte a
nuestro cine, no obstante notorios defectos de los que ya hablaremos, no
hubiéramos tenido reparos frente al film, que el público hubiera
preferido seguir esperando al personaje por medio de la "tira" diaria.
Como es de suponer, no puede condenarse en la versión cinematográfica,
ni aun con el doble de duración de la que tiene todo lo vivido por El
Cimarrón a través del ingenio y de la imaginación de Ciocca.
Diríamos que de su larga vida, de ese largo historial escrito a daga y
coraje, se han extraído 3 capítulos; que con buen criterio se han
considerado los mas trascendentales. Es decir, los mismos que abrieron
siempre un suspenso en el tramite cotidiano hasta el día siguiente.
Lo veremos así al personaje en su enfrentamiento con su permanente
enemigo Bicho Moro (¿Porqué a Mario Lozano no se le enseño a bailar en
forma "El Cuando", y a no sacudir el cuerpo al galope del caballo?).
Posteriormente, cuando entre la indiada que caciqueaba Epuñan debió
sostener cruentas peleas para sacar del cautiverio a Pichi-Pilú, y por
último (esto es tiranía de la supersíntesis) cuando, tras desbaratar
intrigas y emboscadas, apareció en su prestancia de gaucho victorioso,
después que las tropas de antaño limpiaron a los campos de las indiadas.
Carlos Cores, en función de director, adolece de sensibles fallas,
posiblemente porque para quien se inicia detrás de la cámara es labor de
mucha responsabilidad dirigir y ser a la vez la figura central.
Como intérprete es uno de sus mejores trabajos. En este caso, o una cosa
u otra, Elizabeth Lilian inexpresiva, contrastando con la simpatía de
Liana Lagos; Enrique Kosci aceptable en su papel de cacique, y en piano
de eficacia Jorge de la Riestra. Hector Figueras, Bettina Hudson,
Joaquín Petrosino y Rodolfo García Grau.
Acertada la escenografía de Saulo Benavente; Sin defectos la fotografía,
de Vicente Cosentino, lo mismo que la música de Tito Ribero.
En resumen: un film para todo público que generosamente tiene a empinar nuestro alicaído cine nacional.
1 comentario:
Dicen que se filmó en Olavarria, pcia de Buenos Aires...
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